Lamentablemente, el televisor Zenith no nos pudo acompañar más, pese a que le dimos varias reactivaciones a la pantalla; fue remplazado por tecnología rusa, un televisor Krim- 218 (blanco y negro), que venía solo con VHF: Era muy malo en todo, particularmente en imagen y en receptividad de señal (baja ganancia); al cabo de unos años compramos otro, un Caribe, ensamblado en Cuba; tenía mejor imagen y buen sonido, con muy buen control de ganancia, pero seguía siendo blanco y negro. Estos televisores traían el control de canales para UHF, pero al ensamblarlos le quitaban el sintonizador; en ese entonces no conocíamos realmente cómo funcionaba, hasta que a principios de los ochenta un amigo, Humberto Salomoni, “el Italiano”, nos prestó un televisor de catorce pulgadas que sí tenía este tipo de sintonizador. Venía con una antena circular que nadie entendía muy bien para qué era, y al llegar a la casa y encenderlo echamos un zapping (canaleada) y, oh sorpresa: se veía un montón de canales, del 14 al 83. Sin embargo, había que perfeccionar la recepción de la señal; ahí fue cuando arrancó la era de las antenas y los boosters.